El día comenzó como cualquier otro, día típico de los teques en sus buenos tiempos cuando todo era llovizna y una que otra bajada de neblina ocasional, así fue la mañana del Viernes, 14 de Diciembre de 2007..Ya sin clases de universidad, me levanté a la misma hora de siempre pero sin el apuro acostumbrado de despertar a las 7:50am y llegar a la uni a las 8am, todavía no se cómo le hago x) me vestí y dispuesto a pasar el día vagabundeando por las calles de los teques, dispuesto a descubrir algo nuevo quizá, preparé mi bolso, un viejo bolso tipo Backpack negro que tengo desde hace 6 años el cual bauticé con las firmas de mis compañeros de 5to año al dejar el liceo, nunca me ha fallado, con algunos huecos que le he prometido coserle (algún día)..Me preparé para mi salida, en mi bolso mi cuaderno con varios lápices, solo por si en el camino se me ocurría alguno que otro verso y necesitaba anotarlo, el libro que actualmente leo «El Hereje» de Miguel Decibes, un pote de colonía que llevo desde hace 3 años, un paraguas y un sweater tejido previendo la lluvia que se venía, mi sombrero típico de pescador, buen regalo de mi amiga wea pelusa (Seryina), mi celular ya que parece imposible salir de casa sin el, y finalmente una bolsa grande de ruffles de sabor natural, por si en el día pegaba el hambre ya estaría yo preparado…Y así salí a la ciudad, indispuesto a montarme en ningún autobus, todo lo haría a pie, como en los viejos tiempos…
Comencé mi viaje con la mente divagando en qué clases de cosas me podría encontrar aquel día en aquella ciudad, debo admitir que me encontraba no tan entusiasmado sino preparandome para comenzar a esquivar buhoneros y adecuando mis pulmones para soportar el humo de los autobuses…con mi confiable Mp3 en mano, cargado con todo menos Metal (Y reggaeton), tengo una regla que me prohibe escuchar metal los días viernes, ese día escucho cualquier cosa menos Metal, exploro otros géneros y todo eso…Alice in Chains me hacía el fondo musical mientras caminaba por las calles de mi barrio, bajando la montaña para adentrarme en el «pueblito» de los teques, la ciudad dormitorio donde ya nadie puede dormir..
Recorrí las calles que normalmente transito, esperando ver caras familiares quizá, pasando por el recinto universitario corroborando el rumor de que aquel día no tendríamos actividades, seguí mi camino en busca de otras calles, en el transitar pausado me encontré con Jean, compañero de clases siempre con una historia para contar, ahí en la parada de autobuses Parana cerca de la Bermudez, esperando que llegara el transporte, parece que había congestionamiento de tráfico aquella fría mañana…despidiéndome de el seguí mi caminar, comenzaba a caer llovizna pero no me preocupaba, había salido ese día para experimentar todo lo que me sucediera, incluso me encontraba mentalmente preparado para algún tuki querendon de tickets, pero afortunadamente el día transcurrió sin ese tipo de percances..
Con la mirada al suelo, ocasionalmente mirando a mi alrededor, fui caminando por la calle Bermudez..Al divisar una cara familiar pero poco amigable, de aquella persona que pudiera delatar mi hecheduría, crucé la calle evitando el encuentro, mi caminar era solitario y no quería ese tipo de encuentros…Seguí por la plaza Guaicaipuro, a tales horas de la mañana la encontré un poco deshabitada, siendo Viernes no estaban ni los borrachos pasando la pea de la tomadera del día anterior, subí hasta la estrella recordandome de la residencia de Pelusa, seguí caminando hasta una calle solitaria en bajada de la cual no conozco el nombre, saqué mi armónica que siempre llevo en mi bolso, para mi, como músico, resulta una ley llevar aunque sea un instrumento musical siempre conmigo..comencé a tocar mientras caminaba, ya desprendido del Mp3 que ahora descansaba en mi bolso, el dulce y armonióso sonar de la armónica acompañaba mis pasos temblorosos, con miedo de tropezar y caerme ante dicha bajada..(nota: los Converse son resbalosos)..
Pasando por el Palacio del Deporte comencé a ver mas y mas automóviles Volkswagen Escarabajo, de esos viejos, la reacción inmeadiata al verlos es distinguir el color y buscar a alguien conocido para, con la consigna de «Mato al rojo!» propinarle un golpe en el brazo, juego de niños que todavía disfrutamos..al encontrarme solo me contenía de pegarle al primero que se me atravesara…Llegando a la plaza Bolivar di cuenta de los adornos de navidad, que aquella lluviosa mañana estaban colocando..Diferentes muñecos, aparentemente de papel maché, representando las diversas culturas de Venezuela…Pasé por el centro para denotar toda la estructura y viendo hacía los lados mi espíritu aventurero despertó de su letargo, con la pregunta en mente de «qué habrá por allá?» seguí mi caminar hacia lugares inexplorados por mi…Llevo 15 años viviendo en Los Teques, pero no sabía que desconocía tantos de sus rincones…
Una larga calle que se hacía cada vez mas angosta y deshabitada, mientras la lluvia caía mas fuerte, saqué mi gorro de pescador de mi bolso para evitar que me molestaran las cayentes gotas en la cara…Mientras la gente desaparecía y el camino se estrechaba un pensamiento justificado pasó por mi mente «hasta aquí llegué, ya me perdí..la cagaste samael»…pero recordé luego que ya había transitado esos lares, no a pié sino en autobus..con la esperanza de que ese recuerdo fuera cierto, seguí caminando, hasta que finalmente lo confirmé, había llegado a las residencias «La Quinta»..hogar de mi buen amigo Gabriel, y de muchas otras personas, pero nada mas conozco a Gabriel…Viendo un puesto de teléfono decidí llamar a Alessandra, eran ya las 9:30am así que asumí que estaría ya despierta…La llamada nunca cayó, avisandole de esto al dueño del puesto, me propuse a seguir mi caminar, intentaría de nuevo alguna vez en el futuro próximo…Yendome por la ruta de los Autobuses, de nuevo en reversa, devolviendome a donde alguna vez estuve, la lluvia caía ahora mas fuerte, intentaba esquivar los charcos lo cual me di cuenta era imposible, así que me resigné a pisar todo lo que se me atravesara..esquivába las plastas de mierda por inercia y costumbre..
Otra vez caminando llegué a Cuatro Esquinas, había regresado por la plaza Bolivar, y ahí, en una esquina intenté llamar a Ale de nuevo, al no obtener respuesta resumí mi transitar hasta llegar a la Hoyada, en esta ocasión, asumiendo que había algo de malo con la línea telefónica de Digitel, llamé a Ramses, otro buen amigo usuario de Movilnet, para saber dónde se encontraba pues esa tarde teníamos planes de pasear todos..Me notició que en un momento saldría a casa de Alessandra, el cual era el punto de encuentro, al saber esto, retiré el sombrero de mi cabeza, la lluvia había cesado por un momento, y caminé calmadamente hacía la residencia de mi musa..
Al llegar, toqué el timbre, eran las 10:??am, asumí que toda la familia habría de estar despierta, la madre de Ale, Gianna, abrió la puerta y me recibió con el calido invoque de mi nombre «Samael!!» y una sonrisa tan habitual de tan animada persona como ella resulta ser, invitandome a pasar cerró la puerta detrás de mi, y adentrándome en el apartamento, una sensación de estar en mi hogar invadió mi ser, al fin podría descansar…Algunas palabras intercambiadas entre Gianna y yo, invitandome a ponerme cómodo, tengo la costumbre de nunca quitarme el bolso, aun cuando llego a una casa, en mi bolso llevo practicamente mi vida o lo necesaria para continuarla si habría de perderme…Un poco después Gianna avisó a Ale de que ya yo había llegado, Alessandra salió de su cuarto a recibirme, preguntandome por qué estaba yo mojado, explicandole lo que había pasado miraba su cara de sorpresa e intriga, como preguntandose qué coño hacía yo caminando por los teques, su mirada como cuestionando mi cordura, pensando «este muchacho ta loco o qué coño?!»..al menos eso creo…Luego Ramses arrivó al apartamento, Ale le abrió la puerta y parecía estar completo el grupo, mi travesía solitaria había terminado…
Bajamos a buscar a Anna, la prima de Alessandra, buena amiga, llamamos a Pelusa y a Savier en un puesto cercano, invitandoles a unírsenos en nuestro paseo de la tarde, pero Seryina declinó la invitación al encontrarse ocupada en otros asuntos…Luego de morar en la difícil decisión de si quedarnos en casa de Ale, almorzar y luego irnos, o irnos de inmediato, elegimos la de irnos de inmeadiato, encaminados hacia el apartamento de Savier, queríamos llevarlo, pero al llegar nos avisó que ese día no podría dejar su residencia, por lo cual fue un viaje en vano, pero no del todo, seguíamos paseando y apreciando el paisaje citadino de Los Teques..Ramses pudo saciar su hambre con el almuerzo de savier, un pote de arroz chino…Dejándo atrás a Savier, tomamos un autobus..nos dirigíamos hacia la Cascada, aquel centro comercial un poco alejado de los Teques…
El resto de la tarde transcurre en la Cascada, comímos la bolsa de ruffles y pizza con unos amigos que encontramos, Fernando y Socrates, luego Pavlova y Bianca se nos unieron..Al volver me quedé cerca de Alessandra pues nos encontrábamos platicando acerca de nuestro futuro y los nombres de nuestros hijos, dejándo atrás a los demás, Anna, Alessandra y yo nos dirigíamos de nuevo hacia los teques, ya terminada la travesía en grupo masivo de la tarde…
Mi día terminó en el momento en que monté mi cuerpo en un autobus que parecía ser de la Matica Arriba, equivocada suposición al estar en un apuro, era de Vuelta Larga…Luego de dejar a Alessandra, Anna y Hugo daniel (su hermano a quién habíamos ido a buscar a la guardería minutos antes) en un autobus que las dejaría cerca de su residencia…
Buen día en la ciudad, día típico de Los Teques, día en que encontré mucho que no esperaba, pasé caminando y pensando, mas que todo hablando conmigo mismo o cantando canciones en solitario mientras transitaba las calles cual bohemio vagabundo…Un escape necesario del día a día encerrado entre 4 paredes y un techo en mi querido rancho…
FIN..jeje